miércoles, 21 de septiembre de 2011

The Punk Diary -- Day 4


27 de Octubre
Ellos van a ver que significa el futuro.

  Divertido es un término que se podía usar de muchas formas y en muchas situaciones. Pues bien, esta no era una de ellas. 

  Había abierto los ojos el día anterior en un basurero apartado de la ciudad. El hombre me daba la espalda y hablo todo el tiempo sin mirarme, pude haber huido, pero estaba demasiado mareado como para levantarme. 
 —Solo tengo dos reglas, mocoso—me había dicho en tono petulante. Aun me sonaba familiar, pero no sabía de donde—No me sigas, no te metas conmigo, ¿entendido?
  Había hecho un ademan tratando de levantarme, y antes de que pudiera responder, él salió corriendo lejos de allí.
  Llegué a casa casi arrastrándome. Unas cuantas monedas para el bus no hubieran estado mal de su parte después de secuestrarme en el mejor sentido de la palabra.
  Descargué mis pies sobre la mesa esperando a mi dichosa visita en la sala. No entendía que hacia el idiota de Drew en mi casa, hasta donde tenía entendido no pasábamos del saludo. A menos que viniera a golpearme por alguna babosada que Brooke le hubiese inventado.
  Me levanté de un salto, listo para pelear, sin animo, pero listo. 
  —Hola, viejo—entró a la casa sonriendo. Mi madre se despidió de mi con la mano y salió al trabajo. Genial, me dejaba solo, necesitaba pedir refuerzos.
  —Hola... ¿joven?—me encogí de hombros, él puso los ojos en blanco.
  —Viejo es una forma de hablar—aclaró tirándose en el sofá.
  Aja, como si tuviera el suficiente contacto social con adolescentes de mi edad como para saber cómo hablaban los retrasados. 
  —Ok —me mantuve a distancia, cerca del jarrón, si era necesario se lo rompería en la cabeza—¿A qué viniste?
  —Que poco cortés—rió un poco y estiró sus brazos como si se hubiese acabado de despertar—Vine a preguntarte por qué diablos corrías ayer como un demente por la calle como si te persiguieran.
  Enarqué una ceja. ¿Enserio? me pregunté a mi mismo sacudiendo la cabeza tratando de recordar más claramente al hombre.
  —Pues... perseguía al posible tipo que disparó—susurré bajito pensando en su chaqueta y sus botas que aun quería.
  —¿Perseguías a alguien?—soltó una carcajada y subió los pies en la mesa—¿A tu amigo imaginario?
  Bufé y me senté en un sillón. ¡Este pueblucho necesitaba lentes! ¿Cómo era posible que nadie hubiese notado a un grandulón de mal carácter con chaqueta roja corriendo en medio de la calle? 
  —¿No lo viste?—enarqué una ceja y jugué con mis dedos esperando la respuesta.
  —Si te vine a preguntar por qué corrías como loco, ¿tú que crees? 
  Genial, ahora era más que un estúpido, un loco que tenía visiones. No podía sentirme más anti-todo. me levanté del sillón y le hice señas a Drew para que saliera.
  —¿Me estas corriendo, viejo? —preguntó indignado mientras se levantaba del sofá. Negué con la cabeza y abrí la puerta.
  —Necesito que me acompañes a... un lugar—él se encogió de hombros y salió estirándose en el jardín como si fuese a jugar algún partido. 
  Suspiré y cerré la puerta tratando de recordar el camino por el que había andado mareado como idiota el día anterior. Metí las manos en los bolsillos y comencé a caminar rememorando las calles, cada esquina y cada detalle que me pudiera llevar de vuelta a ese basurero. 
  Drew caminó a mi lado en silencio, raro en él, nunca se quedaba callado, a veces hasta me daban ganas de meterle un calcetín en la boca. Lo miré de reojo y noté que estaba concentrado en algo mejor que el camino.
  Tenía que admitirlo, la chica a la que miraba era guapa, no tanto como mi pelirroja, pero lo era. La chica era alta y rubia, su rostro era bien definido, de rasgos algo fuertes, la clase de chica que ves y sabes que no es bueno meterte con ella. Noté que era tiempo de dejar de verla cuando mi vista se apartó de su rostro para ver otras partes. Sacudí la cabeza y seguí mirando las calles tratando de recordar.
  —¿Te gusta?—susurré bajito dando vuelta en la esquina.
  —¿Quién? ¿Ella?—rió nervioso y se frotó el cuello observando hacia arriba. Se había delatado.
  —No, la dueña de la panadería, Drew—reí un poco imaginándome a Drew saliendo con la anciana gorda de la panadería.
  Él suspiró y le dio una mirada de refilón. Ella notó que la miraba y él de inmediato volvió a verme sonrojado.
  —Bueno... quizá me gusta un poco—susurró apenado tratando de no voltear a verla—Esta conmigo en Algebra, pero ni una mirada me gano—reí de nuevo al oír eso, pobre Drew. Lo peor es que sabía cómo se sentía— ¿De qué te ríes, tonto? ¡Ni que no te pasara lo mismo con la rojita!
  Había tocado el punto sensible, perdí mi sonrisa de inmediato y pateé una tapa en el suelo, frustrado.
  —Quizá me reía porque te entiendo mejor que nadie.
  —Sí, pero tú eres más idiota—lo miré con mi mejor expresión de "¿enserio?"—No me mires así, es la verdad. Mira tú llevas enamorado de la rojita por años, porque ¡diablos! las únicas que no lo notan son la rojita y mi hermana. En cambio yo... a mí me gusta Zoey desde hace un par de semanas.
  Genial, ahora era más tonto que el retrasado.
  —No soy tan obvio... ¿o sí? —pregunté doblando en la esquina. Podía reconocer el lugar a la perfección. Las paredes desgastadas y llenas de grafitis de los edificios, recordaba los vagos más vagos que yo fumando porquerías en las esquinas, las prostitutas subiéndose a los autos y las sirenas de las patrullas por todas partes.
  Mi barrio era peligroso, pero este le ganaba y por mucho. 
  —¿Que si eres obvio, viejo? —soltó una carcajada que llamó la atención de un par de chicos—¡Eres el más obvio de todos!
  Traté de hacerle una seña de silencio sin que los chicos lo notaran y aceleré el paso hacia el basurero.
  —Cállate, Drew—susurré lo más bajito que pude. Él miró hacia atrás y notó a los dos chicos a los que les habíamos llamado por alguna razón —idiotez— la atención. Nos venían siguiendo a paso lento, pero no tenía cara de tener buenas intenciones. 
  Le di un levé golpe a Drew en el brazo, él lo comprendió de inmediato y comenzó a correr al igual que yo.
  Podía escuchar los pisotones de los chicos que habían comenzado a correr también.
  Genial, Dimitri, menciona un día en el cual no te metas en problemas.
  Drew corría un poco más rápido que yo, apoyando la teoría de que soy más tonto, incluso en algo en lo que no hay que pensar.
  Di un par de vueltas tratando de despistarlos, pero en lugar de eso, tomaban cada vez más velocidad. Y ni siquiera tenía nada de valor como para que me asaltaran.
  Logré ver el basurero a lo lejos, el olor de la basura entró por mi nariz haciéndome sacudir la cabeza sin dejar de correr. Olía a la pizza que se había podrido debajo de mi cama hace un mes. 
  Le hice una seña a Drew, y corrí hacia el basurero saltando la reja ágilmente. Drew me siguió lo más rápido que pudo hasta una pila de basura que duplicaba por mucho mi tamaño. Escuché el sonido de las rejas de nuevo y miré hacia atrás solo para ver a los dos chicos saltando la reja.
  —Estas muerto—le susurré a Drew esquivando la basura para esconderme.
  —Estamos, dirás.
  —Sí... pero tu morirás primero— susurré teóricamente escarbando entre la basura.
  —Vaya gallinitas tenemos aquí—pronunció una voz gruesa y entrecortada. Me di la vuelta al mismo tiempo que Drew. Genial, ahora si estábamos muertos.
  —¿Pondrán el huevo aquí, niñitas?—susurró el otro sacando su navaja.
  Ok, yo solo tenía las llaves de mi casa para defenderme, y no eran muy afiladas que digamos.
  Drew tragó saliva y dio un paso hacia atrás, casi recostándose en la pila de basura.
  —Y... ¿y si hacemos un trato? Ustedes nos dejan ir, y nosotros... les invitamos a una cerveza, ¿qué les parece?—pregunté con una sonrisa nerviosa apoyando las manos en la pila de basura, buscando una lata o cualquier cosa con que defendernos.
  Los chicos se miraron y soltaron una carcajada. Eso claramente era un no.
  El chico más alto, el que tenía la navaja se acercó a mí en un movimiento brusco, sonriendo, apoyando el filo de su navaja en mi cuello.
  Podía sentir el frio del metal tan cerca de mi cuello que cualquier movimiento podía cortarlo.
  —Me parece que no hay trato, niñito—susurró el chico con una sonrisa amedrentadora.
  Drew me lanzó una mirada y comenzó a buscar en sus bolsillos.
  —Les doy mi teléfono y... 7 dólares si lo dejas ir—les enseñó a los hombres el dinero y su teléfono, y el más bajó le arrebató estos de las manos. 
  Perfecto, valía menos que una prostituta de esquina.
  El hombre alto no alejó la navaja ni un centímetro, en lugar de eso con su mano libré empujó mi frente hacia atrás y pegó un poco más la navaja a mi cuello.
  Con mis ojos traté de darle señales a Drew, aun podía salir corriendo y salvarse. Pero él se quedó ahí, paradote como estúpido. 
  — Suéltalo—ordenó una voz conocida con aire petulante. El chico que me sostenía dirigió su mirada hacia el hombre que hablaba ahora. Reconocía esa voz porque solo el día anterior me había dejado en el mismo basurero, drogado, o yo que sé—Me parece haberte ordenado que lo soltaras.
  El chico rió alto y apoyó la punta de la navaja aún más hondo en mi cuello. Estuve tentado a gritar, pero sabía que si me movía me iría peor. Aquel dolor punzante se instauro en el lado izquierdo de mi cuello, ya podía sentir la sangre resbalándose.
  El hombre saltó desde donde estaba hasta donde estábamos nosotros. El chico más bajo trato de alejarlo, pero el hombre le dio un golpe en el rostro, el chico se balanceó hasta caer.
  El hombre dio un paso al frente, no vi duda en sus ojos ni un solo segundo. De seguro le daba lo mismo que el chico terminara por cortarme el cuello. 
  — Aléjese o le juro que lo mato.
  ¿Por qué no podía matar una lata de sardinas? Era más humanitario.
  El hombre soltó una carcajada y sacó un arma de su cinto. Tenía buenos argumentos. Le puso el arma al chico en la cabeza y con un golpe sagas y certero en el brazo del chico hizo caer la navaja. Me alejé lo más rápido posible sosteniendo mi cuello con ambas manos.
  —Vete—susurró el hombre acorralando al chico, poniéndole el arma en la garganta.
  Y como chico obediente puse los pies en polvorosa con Drew siguiéndome el paso.
  Salté la reja con algo de dificultad y continué corriendo sin prestar atención a mi cuello. No había doblado la esquina cuando retumbo en las calles el disparo.
  

1 comentario:

  1. WOW!...
    ahora que lo pienso, Dimitri tiene razon.... ¿Cuando no se va a meter en problemas? la vida de este chico es mucho más interesante que la mía.
    hahahahah awwwns, me encanta cuando habla de "su pelirroja" hahaha lleva taaaaanto tiempo enamorado de ella, y estan... ahh, ni siquiera tengo palabras para describir lo muxo que lo amo!
    hahah quiero ser moon...
    hahahaha y quien era el tipo que lo drogo? por que lo salvo? ESTOY SEGURA QUE SE QUIEN ES!... pero no lo diré porque no quiero matar la emoción antes de tiempo...
    hahahah muy buena entrada luna! espero la proxima con ansias!
    att
    withney
    soul-littlecorner.blogspot.com

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