viernes, 16 de septiembre de 2011

The Punk Diary -- Day 2


25 de Octubre 
3-2-1 venimos a joder

  El "Están en graves problemas" no fue en vano. Habíamos tenido que desatorar la puerta para que pudieran la energía de nuevo, habíamos tenido que ayudar a drenar la piscina y limpiar el fondo. Pero todo valió la pena, muchos miembros habían cancelado su membrecía y ahora el padre de Keith estaba engrandes problemas. 

  Jaque. Y hoy planeaba poner el "mate" en la oración.
  —Estúpido, ¡despierta! —gritó Moon en mi oído haciéndome dar un brinco.
  —¿Qué? ¿qué? Se karate, ¿eh? —casi grité mirando para todos lados. Ella soltó una carcajada y se levantó del sofá arrojándome las palomitas encima y poniéndome el bol sobre la cabeza como casco de guerra.
  —Agradece que se acabó la soda hace 4 asesinatos—apagó mi precario televisor mientras me levantaba quitándome las estúpidas palomitas de encima.
  —Genial, alguien tendrá que limpiar esto—y ese alguien no sería yo, ni muerto—¡Brooke, ven! —grité a todo pulmón sacudiéndome los restos de sal y dejando el bol en el suelo. 
  Ella llegó dando salticos. Hice una mueca, aun me preguntaba cómo diablos habíamos terminado juntándonos con la reina de las fresas pink. Y más que eso, aun me preguntaba qué diablos veía la nerd en un idiota como yo. 
 —Moon y yo tenemos que salir, es... urgente—miré para todos lados buscando una buena excusa, sabía que ella me creería si le decía que teníamos un encuentro con los aliens en el puesto de sodas, pero podía ser más creativo que eso—Nos llamaron de la escuela para trabajo comunitario y si no llegamos pronto tendremos que sacar la basura. ¿Podrías limpiar esto solo para que mi mama no se vuelva loca? 
  —Claro, D, sabes que lo hago con gusto—me guiñó el ojo y se despidió de Moon agitando su mano llena de pulseras coloridas.
  Le señalé a Moon la puerta con mi barbilla y ella apretó los labios con expresión divertida y salió casi corriendo. La seguí a mi propio paso y pude oírla reír en el jardín.
  —Buena forma de limpiar.
  Me encogí de hombros y le sonreí. ¿Cómo podía ser tan hermosa? No, hermosa no, perfecta. Sacudí la cabeza para dejar de mirarla y me concentré en la escalera, lo último que quería era salir rodando como pelota de ping-pong hasta la acera. Cuando hube pisado suelo firme, continué mirándola cuidando que la baba no saliera de mi boca.
  —¿Que tal la película?—pregunté sonriendo como retrasado mental, caminando a su lado sin tener la menos idea de a dónde íbamos.
  —¿Antes o después de que te durmieras?—enarcó una ceja y sonrió dulcemente—El asesino era un idiota, ¿a quién demonios se le ocurre decir una frase tan larga antes de matar a alguien, en lugar de llegar por la espalda y enterrarle el hacha en la cabeza? —hizo un pequeño movimiento como si ella tuviera el hacha. Me reí de su expresión. Torció el gesto de repente y dio un pequeño salto que hizo sonar sus botas de combate—Me largó.
  —¿Por qué? Creí que al menos podríamos ir por un helado—suspiré cuando ella negó con la cabeza.
 —Por qué ahí esta Dustin, y hoy llegaba el boletín de Física—no me dejó despedirme antes de salir corriendo detrás de su hermano gritándole cosas que no deberían salir de una boca tan perfecta.
  Suspiré, yo quería otra cita con ella, otra cita que ella no sabría que es una cita. 
  Definición de patético en el diccionario: Persona con nivel mental bajo, miedo a hacer las cosas, ridículo en muchos sentidos, un Dimitri completo. Y al lado mi foto.
  —¡Punketo! —gritó alguien detrás de mí. Rechiné mis dientes pensando en todo lo que había tenido que hacer el día anterior por su culpa—¿Cómo te fue ayer limpiando mi piscina?
  —¿Cómo le va a tu padre buscando una forma de no quebrar?—sonreí y me di la vuelta para encontrarme su furiosa expresión y a uno de sus perros detrás de él. Sus malditos clones no tenían nada mejor que hacer que seguirlo todo el día como idiotas, deberían buscarse una personalidad. Y sus perros eran—redoble de tambores en mi cabeza—Dustin y Mark.
  Keith torció el gesto y arrugó las cejas, sus ojos llameaban. Interésate reacción química, quizá podría hacerlo explotar.
  —No estamos quebrados—rugió cada palabra con la vista fija en mí.
  Me recosté en un árbol mirándome las uñas despreocupadamente. Qué asco, debería limpiarlas más seguido, ¿cómo se metía el mugre ahí?
  —¿Seguro? Por qué me pareció ver a tu padre haciendo cuentas después de que se fueran tantos miembros del club.
  —¡¿Y tú qué diablos sabes?! ¡Todo fue tu culpa! —rugió cada vez más furioso, sin moverse de su lugar. Pude ver cómo le temblaban las manos en puño.
  —¿Mi culpa? —fingí estar confundido por un momento y después solté una carcajada— Ah, claro mi culpa, ya recordé. Los cagué, a ellos, a tu club, y a ti.
  Entonces pude ver encenderse esa chispa en su cabeza. Me puse en marcha a toda velocidad, primero muerto antes que perder la vida, y en manos de Keith, morir no era honorable.
  Volteé para verlo corriendo detrás de mí. Aceleré el paso pensando en algo para quitármelo de encima. 
  Era tiempo para que el fabuloso DM entrara en acción. Salté la vaya de la casa de la señora Weber, una anciana con arrugas en las arrugas que siempre pellizcaba las mejillas de la gente como si su vida dependiera de ella. 
  Su perro también me seguía y este corría un poco más rápido, así que tuve que dejar de pensar y tan solo hacer cualquier estúpida cosa.
  Entré por la ventana de la cocina y subí corriendo las escaleras. Escuché los pasos fuertes en las escaleras y me apresure hasta la habitación de la vieja. Olía a anciana allí, pero enserio, de seguro no conocía los aromatizantes. 
  Abrí su closet en un pispas sin ninguna idea en la cabeza. Pegué un salto hacia atrás al ver la ropa interior de la anciana sobresaliendo en una de las repisas.
  —¡Que aso!—grité sacudiendo la cabeza. ¡Estúpida imaginación! Ahora o me sacaba de la cabeza la imagen de la anciana en biquini en la playa.
  —Te tengo—susurró Keith con una sonrisa que pretendía ser macabra entrando a la habitación con su perro detrás de él. 
  Miré la ropa interior de la anciana y después la ventana. Lo dicho, morir así no era honorable para un caballero de un video juego. 
  Te juro que no lo volveré a hacer, mano, y me bañare esta noche.
  Pensé antes de tomar la ropa interior de la vieja y arrojárselas en la cara. 
  —¿Qué te pasa?—preguntó el perro dando saltos lejos de la ropa interior.
  —Me gusta más la ropa interior de Moon—susurró Keith arrojando la ropa de la anciana lejos.
  —Oh, no lo dijiste—había llegado demasiado lejos, había tocado el punto sensible, ¡había pronunciado el nombre de mi pelirroja!
  Huir, ¡la fregona de la esquina!
  Me acerqué a él. Si él había estado furioso antes, yo lo estaba aún más. Si él era el toro bravo, yo era el demonio ahora.
  —Hoy te mueres, Keith—su perro se puso delante de él en plan protector. Debí suponerlo. Bien si lo quería, ahí lo tenía. Puse mi mano en puño y le di un derechazo tan fuerte que se balanceó en sus propios pies y se llevó la mano a la boca tanteando la sangre que salía de ella—Lárgate—lo tomé por el cuello de la camisa y lo empujé lejos de Keith. 
  Muchos chicos dicen que es demasiado bajo pegarle a un chico en sus bajos, pero ¡al diablo! ¡Si lo dejaba estéril le haría un bien a la humanidad!
  —Vamos, amigo, fue solo una broma, ¿tú sabes que lo fue verdad? Ya sabes, los amigos bromean—me dio un leve golpe en el brazo, se suponía que los amigos se daban ese golpe.
  —Yo no soy tu amigo—le di un golpe en el estómago con toda mi fuerza. Él se inclinó sosteniéndose el estómago, luchando por respirar. Le di un empujón enderezándolo y le di un rodillazo donde menos puedes querer un rodillazo.
  —Hijo de... —fue lo único que dijo antes de caer al suelo revoloteando como mi pez cuando era demasiado pequeño como para saber que los peces necesitan agua todo el tiempo.
  —No vuelvas a decir nada sobre ella, ¿entendido? —apunté con mi dedo amenazante y sentí unas ganas incontrolables de patearlo ahí donde estaba, pero decidí no rebajarme más.
  —¿Quien anda ahí? —preguntó el vejestorio de museo en el pasillo.
  —Jaque mate—susurré acercándome a la ventana para saltar—Y el mate para mí—miré hacia abajo rogando no romperme nada y salté pegándome un buen porrazo. Escuché a la ansiado gritando como loca que llamaría a la policía y corrí como pude muerto de risa. 
  —¡Dimitri!—gritó alguien en la otra cuadra—Jovencito, ven aquí ahora.
  Me estremecí de miedo, ahora si estaba perdido, sin salida y probablemente con una tumba reservada en el cementerio.
  Ma-mosnter a la vista. "Adiós mundo cruel, ya nunca veras a este sexy, inteligente, y divertido chico que tanto alegraba al mundo"

((Perdonen la falta de imaginación, hoy andaba un tanto ocupada, pero aun así, espero que lo hayan disfrutado, tanto como yo disfruto estar en la mente de Dimitri para variar xdd))

1 comentario:

  1. hahahahah!
    Oh, este esta en definitiva mucho mejor que el primer diario!
    hahah perdoname luna por leerlo hasat ahora, pero por alguna razon mi compu no habia reconocido tus entradas!
    hahaha ahorita me leo el tercero! hahahaha eres lo maximo!
    "Habia mencionado a la pelirroja..mi pelirroja" hahahaha¡ LO AMO!

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