viernes, 30 de septiembre de 2011

The Punk Diary -- Day 6

De verdad que me estoy muriendo de la vergüenza por no haber publicado antes. Lo siento, pero de verdad no podía escribir, no me salían las palabras, creo que publicare otro día mas al rato. Lo siento de verdad. Y publicare solo hoy, hasta el lunes, ya que me voy de viaje, y a donde voy no hay Internet. Pff largo esto, los dejo aquí xd Diviertanse y disfruten del día 6.

29 de Octubre
Con sus memorias en una maleta, pasó por aquí hace una hora

  —Lo preguntaré solo una vez más, Dimitri, ¿quién te hizo eso? —se cruzó de brazos demandante observando atenta mi cuello. Ya podía ver esa venita que se le salía en la frente cada vez que se enojaba. Yo no le tenía miedo a los aliens, ni a la guerra, ni a una pelea con los del barrio, ni a la muerte... pero mamá enojada... ¡mamá enojada era otro nivel!
  —Qué bueno que sea la última vez que preguntes, así no llegas tarde al trabajo—sonreí nervioso y señalé la puerta. Ella bufó y abrió la puerta de un tirón.
  —Esto queda pendiente—rugió en tono amargo y salió cerrando de un portazo.
  Genial, me quedaban solo unas cuantas horas de vida. 
  Suspiré y me pregunté si el imbécil retrasado de Drew pensaba ir a clase. A falta de amigos que supieran lo que pasaba, solo me quedaba recurrir a él.
  Tomé el teléfono y marque rápido rogando que no contestara Brooke. Lo último que quería era escuchar a la pequeña fresa decirme estupideces.
  —¿Hola? —preguntó con esa vocecita aguda e irritante. Genial, mi semana de mala suerte.
  —¿Brooke, está tu hermano? Es urgente.
  —Hola, Dim, ¿Cómo estás? —¿conocía acaso el significado de la palabra urgente?
  Resoplé creando un horrible sonido en el teléfono.
  —Bien. ¿Y Drew?
  —Pff, que lindo, ¿eh? —susurró sarcástica y llamó a su hermano con un grito.
  Alejé el teléfono de mi oído antes de que me dejara sin un tímpano. Mientras esperaba que el “señorito me demoro una hora para contestar” se dignara a levantar el teléfono rebusqué en mi bolsillo y saqué la cruz sopesándola en mis manos, cada vez que la miraba me parecía más conocida. Estúpida memoria.
  —¿Qué onda, viejo? —contestó del otro lado. Me recordó a Bucks Bunny.
  —No vayas a clase, tenemos una misión—susurré bajito tratando de hacer memoria.
  —No pensaba ir de todos modos— soltó una risa estridente en el teléfono. Hice una mueca y guardé de nuevo la cruz en mi bolsillo.
  —Nos vemos en 15 minutos en el 7-11, si llegas tarde iré  tu casa y romperé los cristales.
  —Relájate, hermano, ahí estaré.
  Colgué el teléfono y subí corriendo a mi habitación. Me puse mi chaqueta de cuero favorita y empaqué un par de cosas que podrían servir. Una soda y navaja suiza que había comprado en la noche el día anterior a un vago en la calle. Nunca se sabía.
  Bajé corriendo las escaleras y salí dando un portazo. Suspiré y me encaminé al supermercado. Como buen Jesus Of Suburia, tararé la canción mirando atentamente cada calle, después de esta linda semanita, lo mínimo que podía esperar era quedar atorado en medio de una balacera.
  Llegué al 7-11 y como era de esperarse el retrasado aun no llegaba. Entré buscando mi billetera, traía 3 dólares, lo suficiente para una cerveza.
  Busqué en los refrigeradores la que estuviera más fría y fui a pagarla. Me mantuve atento a la puerta, pero Drew no llegaba. Así que así sentían las chicas cuando no ibas a una cita.
  —¡Punketo! —gritó en la puerta entrando al almacén y me puso la mano en el hombro a modo de saludo.
  Genial, pero, ¿el grito era necesario?
  —¡Patinetero!—grité de vuelta y tomé mi cerveza de la caja.
  —¿No invitas?—ni siquiera la había abierto y ya me estaba robando. Negué con la cabeza y abrí la lata bebiendo un poco.
  —Tienes dinero, cómprate una.
  —Vaya jefe de misión—rebuscó en sus bolsillo obteniendo solo unos 50 centavos. Solté una carcajada, y casi escupo mi cerveza—Si, si, muy divertido, pero es tu culpa que no tenga dinero.
  —¿Mi culpa? —pregunté sin poder dejar de reír. Aquello le alcanzaría para un confite.
  —Sí, di mi dinero por ti, ¿y así me lo agradeces?—se cruzó de brazos y su expresión cambió hasta convertirse en una mueca. No pude evitar reír mas fuerte al verlo.
  El chico de la caja me dedicó una mirada envenenada y señaló la puerta con la mano. Levanté las manos como lo hacía cuando me atrapaba algún policía en la calle y salí del almacén aun riendo por la cara de Drew.
  —No te rías mas, mejor págame—susurró Drew detrás de mí. Respiré hondo y traté de no mirarlo. La verdad me había hecho falta esa risa. Negué con la cabeza y le di un trago a mi cerveza—Ya dime para qué diablos me hiciste faltar a clase.
  Perdí mi sonrisa de inmediato. Aquí llegaba lo serio.
  —Ayer encontré algo, y sé que lo vi en alguna parte, necesito que me ayudes a buscar el lugar donde lo vi.
  Enarcó una ceja curioso.
  —¿Qué encontraste?—preguntó acercándose un poco. La curiosidad brillaba en sus ojos y estaba serio, lo cual no creí que fuera posible.
  Busqué en mi bolsillo hasta hallar la cruz y miré a todos lados asegurándome de que nadie nos veía. La saqué con recelo y se la enseñé por un par de segundos.
  Él la miró atento. Me gustaba esa mirada. Estiró su mano para tomar la cruz, pero cerré el puño tan fuerte que incluso me lastimaba y guardé la cruz de nuevo en mi bolsillo.
  —¿Te acuerdas el día que mi hermana me obligo a ir a su picnic en el cementerio?—preguntó mientras se dibujaba una sonrisa en su rostro. Asentí lentamente con la cabeza, como olvidarlo, si ese día detrás de uno de los sauces Brooke me había robado un beso y yo le había gritado algo que por lo general no le gritaría a una dama—Pues ese día me fui a dar una vuelta con la rojita, vi algo parecido en la puerta de los Bell.
  Genial, ¡Drew servía para algo!
  Sonreí y terminé mi cerveza arrojando la lata al suelo. Que el cajero hiciera algo más que echarme y la recogiera.
  —Ya decía yo—susurré y comencé a caminar hacia el cementerio—Quien diría que me servirías en esto.
  Puso mala cara pero después cambió su expresión, había captado que era una broma… o al menos así lo había hecho sonar. Me siguió a paso rápido, lo cual me hizo avanzar un poco más rápido a mí.
  Pensé en el hombre mientras doblaba la esquina y me encaminaba a la calle donde estaba el cementerio. No lo había visto hoy, pero no había podido dejar de pensar en él y en la típica pregunta de “¿Quién diablos era él?”
  Suspiré profundo y mis pensamientos dieron otro giro. Mi pelirroja, tampoco la había visto hoy. Cuanto podías extrañar a una persona solo con no verla unas horas.
  Me planté frente a las rejas del cementerio y tomé una bocanada de aire antes de escalarla. Salté al llegar a la cima y doblé mis rodillas para no romperme una pierna en el intento. Esperé a Drew observando las tumbas.
  Era desagradable saber que algún día estaría pudriéndome tres metros bajo tierra y que de seguro mi epitafio día “Nació para hacer bromas, nos jodio la vida a todos en la ciudad, y estamos felices de haberlo matado digo lamentamos mucho su perdida”
  Supuse que la única que llevaría flores a mi tumba seria Moon, y de seguro serian rosas negras, sus favoritas.
  —¿Seguro que fue con los Bell? —le pregunté cuando estuvo abajo conmigo.
  —Sí, es un bonito símbolo y no tengo tu jodida memoria de mierda—dijo en tono burlón y se encaminó al mausoleo.
  —Muérete, Drew, aprovecha que estas en un cementerio—resoplé reprimiendo mi impulso de darle una patada con las botas pesadas y caminé en dirección al mausoleo de los Bell.
  De seguro ellos habían estado orinando en escusado de oro, se deducía por la opulencia de su mausoleo. No es que hubiera ido a muchos cementerios, pero era el mausoleo más ridículamente adornado. Era como la tumba de un faraón, pero sin pico de pirámide.
  Tomé aire cuando llegué al pie del mausoleo. Podía sentir el frio aire recorriéndome la espalda. Tragué saliva y observé atento cada detalle en la puerta.
  Nunca lo había visto tan detalladamente. La puerta estaba pulida, y tenía unos hermosos grabados que parecían ser de oro incrustados en todo el marco. La puerta parecía solida e irrompible, también incorruptible. Entonces noté la cruz, era más brillante que el resto de los detalles en oro, y esta parecía ser en plata.
  Saqué la cadena con la cruz de mi bolsillo y compraré cada detalle. Lo único diferente entre ambas cruces era la inscripción de la que ahora era mía. La de la puerta no tenía ninguna inscripción, al menos no que yo pudiera ver.
  Retrocedí un par de pasos y volví a guardar la cruz. ¿Y si algún familiar de los Bell la había perdido?
  Pero entonces recordé que no se conocían herederos de los Bell en la ciudad. Y la verdad, no es como si la fuera a devolver si es que acaso encontraba a uno de sus familiares.
  —Te lo dije—tosió Drew tratando de ocultar aquellas tres palabras.
  Lo miré de reojo y después noté aquella figura, ahora tan conocida detrás de aquel sauce llorón en la esquina más alejada del cementerio.

1 comentario:

  1. :O el tipo esta alli, esta alli, yo lo se!
    oooooh! pero que le gusta meterse en problemas, eh?
    hahah por que no mejor se encarga de conectarse con moon y asunto arreglado?
    hahahahaha ups, solo espero que este bien y no tenga ningun problema grave
    espero con ansias el proximo capi luna, cada vez te superas mas¡ hahah ocn respecto a lo del concurso, nunca he sido buena con ellos pero..y yque tal si creas un concurso para ver quien conoce mas tu historia? las bases son simples y los premios sencillos y, pues, solo haces que escriban un relato con el personaje que mas les guste de la historia y quien logre reflejar mas al personaje segun tu criterio gana¡ haha que tal? espero haberte ayudado...
    un beso guapa! nos leemos!
    att
    withney
    wm-lca.blogspot.com

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