domingo, 13 de febrero de 2011

Corrigiendo los capítulos

Hola a todos!! Espero que hayan tenido una buen fin de semana y que no hayan perdido su tiempo viendo los Grammy's ((cada año peores ¬¬)) Hoy pase a contarles el motivo de mis demoras:
He tenido contacto con una escritora llamada Sofía Rhei, la cual me concedió el honor de pasarse por esta humilde casita mía para ver como va todo con la historia. Me dio un par de concejos que decidí tener en cuenta, obviamente, y comencé a releer la historia para corregir los capítulos. Por eso la tardanza.
Pero, para el miércoles, haciendo un calculo, publicare el 12 y ultimo capitulo. ¿Ultimo? Sí, ultimo capitulo que publicare en el blog, ya que, si quiero publicar, no puedo poner todos los capítulos en el blog. Espero que les guste, y, no se olviden de mi, aquí estoy, presente...
Y para comprobar que sigo viva, les dejare el mini-relato con el que participe en el concurso de Irene Comentador. Espero que les guste. Saludos a todos.
PD: With, este relato lo pongo por ti... para ver si así no extrañas tanto la historia :D Gracias por los comentarios, sé que siempre estas ahí...


  ¿Por que nadie había podido despertarme a tiempo? Ya no había oportunidad de hacerlo, ya lo había hecho, había cambiado mi preciado sueño por una pesadilla.
  Traté de reconfortarme en el hecho de que estaba ebrio, y ella se lo merecía. Pero no pude.
  Matar a alguien no significaba nada, bueno, así lo había creído hasta el momento, tal vez por que jamás lo había hecho. Nunca hubiese imaginado que se sintiese tan horrible, pero a la vez, tan reconfortante; tener la vida de alguien mas era algo increíble, la sangre, las suplicas... pero cuando terminas de clavar el cuchillo, y sabes que ya no tendrá posibilidad, la historia dan un vuelvo de 360°, ya no es tan increíble, ya nada es increíble, de pronto ves tus manos llenas de sangre, sangre que no es tuya, y miras hacia abajo para ver aquella persona tomado su ultimo aliento de vida.
  Quizá no debí hacerlo, porque, después de todo, ella me había dado la vida, pero... sí, yo tenia razón, se lo merecía, incluso, le había hecho un gran favor, pero no podía dejar de sentirme mal por ello.
  Corrí al lavado y quité toda la sangre de mis manos, no aliviaba mucho, pero me hacia sentir menos «sucio». Cambié mis ropas en un parpadeó y quemé las que había traído puestas. Miré por última vez aquel cuerpo ensangrentado y salí corriendo hasta mi auto. Por lo menos lo había hecho parecer un suicidio.
  Aceleré a todo lo que daba, que en realidad no era mucho, y me aventuré hasta la autopista. No sabia por que esa sonrisa no se borraba de mi rostro, estaba muerto de pánico, pero aquella no era una sonrisa nerviosa, lo sabia. Esquivé los retenes de policía como si ellos supiesen lo que había hecho, y dejé el auto en medio de la vía, no sin antes arrancar las placas con unas herramientas, me aseguré de que no hubiese ni un sólo papel que pudiese delatarme, y desde allí, corrí como alma que lleva el diablo hasta la próxima ciudad, donde nadie me conocía.
  Sabía que la única parte donde podía dormir sin que llamaran a la policía era en los barrios bajos. No tenía mucho dinero, tan sólo unos dólares, por lo que no me alcanzaba para una habitación, tan solo para un poco de comida. Pero, las cosas no tardaron en cambiar.
  Allí en donde se escondían todos los vendedores ilegales, debajo de aquella ruta llena de grafitis y drogos, encontré a aquellas personas que por mucho se convertirían en mis fuentes de dinero. Eran tres chicos, demasiado drogados como para tener conciencia de algo. Nadie se metía con ellos, nadie, jamás supe porque, pero, el caso era que si quería sobrevivir en la maldita jungla callejera, debía hacerme amigo de ellos. 
  No seria fácil ser amigo de ellos si seguía siendo quien era, un adicto asustadizo que lo único que había hecho en su vida era sentarse frente al televisor y experimentar con algunas drogas. Aquello fue lo que me incitó a cambiar, otro giro radical en mi vida, entonces Alex murió para darle paso a Nick un maldito insubordinado, hijo de las calles y de una pistola, criado por una zorra y los medios alternativos. Nick superaba a Alex en muchos aspectos, muchos que, al parecer, le encantaron a la gente de la calle.
  Entonces fue un robo tras otro, cada vez menos infantiles y más bien planeados. Yo, bueno, Nick era el cerebro de las operaciones. Golpe tras golpe, lo adoraban mas. No tenia miedo de nada ni de nadie, le importaba poco lo que pasara con él, si lo detenían, si lo mataban... todo eso le tenia sin cuidado. Poco a poco me gané el respeto de la gente de allí, cruzarse en mi camino era el sinónimo perfecto de suicidio. Por que ahora ya no mataba para conseguir dinero solamente, como lo hacia antes, también mataba por diversión.
  Alex sabia que aquello estaba muy mal, pero Nick lo mandaba al diablo cada vez que aquella vocecita aparecía en su cabeza diciendo que no debía hacer esto o aquello. Y así fue como, no sólo conseguí ser el sicario mejor pagado, sino que también, consagré aquel territorio como mío y de mi nuevo negocio y el de «mi amigos». Ahora abarcábamos también el negocio de las drogas, y aquel vendedor que se atreviera a entrar en nuestro territorio...
  Las cosas salían bien, pero en la noche era otro cuento. Después de las constantes fiestas que se realizaban en las casas aledañas, cuando estaba ebrio y muchas veces drogado, descansaba mi cabeza en la almohada y podía comenzar a oír a Alex, el que había temido cuando había enterrado el cuchillo en su propia madre, el que, por mas adicto y perdido que estuviese, conocía la diferencia entre lo bueno y lo malo. Él me hacia ver las cosas diferentes a como las veía cuando era Nick, y cuando dormía, Nick era el que estaba atado de pies y manos obligado a escuchar a Alex. Él decía que no estaba bien nada de lo que hacia, ya había robado antes, pero jamás los lugares que Nick robaba, ya había matado antes, pero no de la forma tortuosa que Nick mataba. Las cosas para Alex se salían de control, y entonces me sentía perdido y vacío de nuevo, no había salida para mi en las noches, aquella sensación de culpabilidad se apoderaba de mi y cada vez que Alex mostraba aquellas imágenes llenas de muerte y desolación, no podía evitar sentirme como el maldito que era. Pero la mañana siempre llegaba, y con ella, Nick.
  Volvía a ser el mismo criminal impredecible que siempre era, y Alex era quien tenía que esconderse en aquel recóndito lugar de mi mente.
  Las cosas para Nick salían muy bien, hasta el día en que le encargaron matar a aquella mujer. No entendía por que querían pagar tanto para acabar con una simple chica, pero aun así aceptó, jamás le habían pagado tanto por algo.
  Investigué atentamente a la chica. No tenía más de 17 años, y no parecía un verdadero problema. Era una simple chica que lo único que hacia era entrar a su casa, prepararle la cena a su padre y salir a trabajar. Seguía sin entender por que querían matarla, pero aun así lo haría, y sabia que el mejor momento para hacerlo seria el viernes, cuando trabajaba hasta tarde en la cafetería. 
  Le dije a los chicos que no me acompañasen esta vez, quería hacer aquello solo. Podía ser un asesino, un ladrón, un drogadicto y la pesadilla de la ciudad, pero hacer con la chica lo que ellos querían hacer... no me rebajaría tanto como para violar a una chica. Me limitaría a abordarla en el camino, llevarla hasta el muelle y hacerlo parecer un accidente, como me lo habían pedido. 
  Al fin llegó en viernes. Me apresuré a la cafetería un poco antes de que terminara su turno. Me senté en una de las mesas de atrás, donde ninguna camarera me vería y acercaría a preguntarme que deseaba. Esperé a que saliera para salir yo también. La seguí por las calles cercanas hasta que encontré el sitio perfecto para abordarla, uno sin testigos. Estaba aterrada, completamente aterrada, llegó a gritar una vez, justo antes de que le tapara la boca con mi mano y la arrastrara directo al muelle.
  Saqué el arma de mi cinturón y le apunté con ella. Mi accidente se basaría en arrojarla al mar, atándole algo de peso en las piernas para que no flotase, así desaparecería definitivamente. Ella me miró con ojos suplicantes, aquellos hermosos y brillantes ojos azules, no podía hacerle daño a esos ojos. Alex gritó que bajase el arma, y así lo hice, dio que me acercara y la calmara, y así lo hice, diciéndole que me había equivocado de chica. Ella no podía estar tranquila con Nick, así que dejé que Alex hablara, calmándola.
  Por suerte se tranquilizó, Alex sabia hacerla sentir bien, a diferencia de Nick, pero... ella suponía que mi nombre era Nick, aunque Alex fuese el que hablara, no podía decirle que era Alex cuando en aquella ciudad era Nick. Ya había escuchado hablar de mi, y, también me tenia miedo, como el resto de las buenas y malas personas de la ciudad. Por suerte supe ganarme la confianza de aquellos hermosos ojos azules.
  No sabia si era Alex o Nick quien estaba completamente loco por ella. El caso es que, me desvivía por ella, estuviese en el papel de quien estuviese. Los reproches de Alex en la noche estaban disminuyendo, y Nick ahora no era tan maldito como antes.
  Pero aun así, sabia que en el fondo ella no confiaba del todo en mi, aunque intentaba dejar salir a Alex el mayo tiempo posible. Algo en sus miradas inquisitivas, en sus silencios repentinos y aquellas veces que parecía alejarse de mi, me hacían confirmar cada vez mas aquella idea, pero me olvidé de la idea ya que estar con ella me hacia feliz.
  Y entonces surgió el gran golpe. Jamás me habían ofrecido tanto dinero por matar a alguien, así que acepté de inmediato, encerré a Alex donde solía encerrarlo y me fui directo a hacer mi trabajo, que, en realidad resultó ser mas fácil de lo que esperaba. Un simple secuestro, y disparar el arma, volarle los sesos. Recogí mi dinero cuando quedó comprobada la efectividad de mi trabajo y corrí a casa, muriéndome de ganas por verla.
  La busqué en cada rincón en el que creí que podría estar; busque cada cosa que me asegurara de que aquella felicidad había sido real; busqué algo que pudiese asegurarme que aquellos hermosos ojos azules habían sido un poco mas que una simple fantasía. Pero lo único que puse encontrar fue aquel rasgado papel sobre la mesa.
  «No puedo tomar este lugar que estoy dejando atrás»
  El mundo cayó a mis pies. Lo reconsideré por un momento y me di cuanta de los motivos. ¿Quien no le tenia miedo a Nick? ¿Quien en su sano juicio estaría cerca del criminal mas maldito del estado? Entonces Nick se dio cuenta de que Alex había tenido razón todo el tiempo, pero ya era demasiado tarde para darse cuenta de ello.
  Miré mis ropas ensangrentadas y corrí hasta mi auto. Debía acabar con esto ahora mismo, aunque ya había hecho lo que había hecho, y no podía enmelarlo. Nick había matado, había robado, había vendido drogas por montones, quizá era una buena hora para retirarse.
  Alex se alzó victorioso sobre Nick, pero su sentido común no estaba del todo bien. Había ganado, había demostrado que ganarse el respeto de una ciudad que no conocía no valía la pena... pero había perdido lo que mas amaba en el mundo.
  Corrí hasta el muelle. Mi lugar favorito para un asesinato. Observé aquellas manchas de sangre que habían quedado por allí, una tras otra las observé, limitándome a recordar los gritos fallidos de Alex y la felicidad fortuita de Nick. Recordé cada persona que había pasado por mis manos, cada palabra de reproche de Alex en la noche, cada sonrisa de Nick al recibir su paga por un trabajo bien hecho.
  Me senté en el suelo y observé el mar que se extendía frente a mi, como aquellos hermosos ojos que me habían cautivado desde el primer momento que los había visto. Acaricie mi arma sin despegar los ojos del mar y mi recuerdo y después... cerré los ojos.

2 comentarios:

  1. Hola querida Luna:D

    Acabo de llegar a tu blog, gracias a que participas en el concurso de Irene:D
    Aun no he leído el relato, esperaré la sorpresa para cuando esté publicado allí, jeje:D

    Te sigo y te he afiliado, estaré por aqui leyendote, segurísimo:D

    Si te apetece, pásate por mi blog, espero verte allí.
    También tengo un concurso de relatos activo en el blog, espero que te animes:D

    kisses y feliz semana:D

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  2. OMG!
    al fin!, era hora de que escuchara algo de ti!
    en realidad te habia extrañado guapa, no sabes cuanto...!
    Haha, pero, no quiero que te sientas precionada, yo se lo dificil que es editar, (ya que estoy en plena edicion de paraiso)

    te mando un beso!

    te kiere

    Withney

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